de Walter Di Brana
Giménez y de las circunstancias en que se produjo.
Así lo recuerda su hermana Nirba Eneida que, sin ser
vista, se deslizó debajo de
la cama de su madre a
punto de parir,
y logró salir
recién a los tres días,
cuando el farmacéutico
distrajo la atención
de la
gente que esperaba en el dormitorio a que el niño
despertase y porque,
cuando lloró, produjo
el
previsible alboroto de todos los que por primera vez
le veían los ojos. Nirba Eneida no los pudo ver, y a los
demás no les llamaron la atención.