Dos cuadras sin aire

Retratos de bellos y de bestias / Homenaje a Jean Genet

de Suleika Ibáñez



Subió la escalera hacia la muerte, el santo, el amante, el asesino, el muerto,
pues la escalera subía paso a paso y caía paso a paso, como todas las escaleras,
subía hacia el pecado, hacia los enloquecidos espejos que reflejan de pie, de cabeza, en sus aguas oscuras, pero siempre con una rosa roja en el corazón,
y por exceso de amor a nada, a todo, subía a matar o morir,
vestido de locura, de la tela traslúcida de los elegidos, la tela de gala y horror, parecida a las olas del océano, a las sábanas del amor, a los hábitos manchados de sangre, a las alas de los pájaros negros del olvido en el alba,
y cuando bajó, su voz era de color azul de flor exótica, y sus ojos flechas ajadas por el viento hacia ninguna parte,
y la sangre resbaló por el mármol, y escaleras abajo, de caminero de púrpura salvaje que los dioses pisaron temblando.