Dos cuadras sin aire

Bajo la noche

Horacio Verzi

Me ha llegado la noche. La veo. La siento. Esta inmortal hija del caos y madre admirable del sueño y de la muerte. El mejor momento para ocultarse y auscultarse, para la emboscada o la huida. Ni siquiera los héroes homéricos que prefirieron una vida breve pero gloriosa pudieron eludir la noche y el repaso. También antiguos poetas versearon que sólo los mortales somos capaces de mudar en noche el día, y así valer algo apenas cuando soñamos. Lo habrán dicho por aquello de que el músculo duerme y la ambición descansa. Y por añadidura, a lomo del sueño y de la muerte la confirmación de que en el interior profundo todos somos asesinos en potencia, que el asesino nunca duerme, que siempre acecha.