Dos cuadras sin aire

Fútil


Santiago Monzón

En el camino todo brillaba mucho, tal vez por la hora que era, agarró su celular para saber la hora y estaba apagado, sin batería, miró su muñeca y el reloj tenía las manecillas detenidas, le preguntó al chofer pero extrañamente no obtuvo respuesta, volvió a preguntar pero el conductor tenía sujeta la mirada en la calle, y no pudo ver sus ojos en el retrovisor a causa de unos oscuros lentes que llevaba puestos, así que bajó la ventanilla, comenzó a sentir un olor en el aire a sal, y supo que era la hora correcta.