W. Darío
Amaral
“El neouruguayo será por sobre todas
las cosas, un lumpen trasterrado sí, embestido de un desamparo tan indómito
como la noche que lo doblegará hasta diluirlo en el reflejo imperturbable de un
exótico mar egeo. Y allí, en el azogue de la ribera, sin pampero, sin cruceras
que se mordisqueen su propia cola, sin octavas ni lanza de tacuara a la que
aferrase, ha de fenecer tan leve como un adagio, sin que nada, nadie y ninguno
le rememore quien pudo haber llegado a ser en otras lejanas latitudes y
calzando un par de zapatos de otra talla y suela. A fin de cuentas, cada
individuo es, tras un acicate de gracia, también un himno destruido.”